Ayer estuve con mi amigo Javier Castillo “Poty” en uno de sus grandes momentos. Al atardecer recibió en el Paraninfo de La Magdalena, en Santander, el premio “Horeca” de la Asociación de Hostelería de Cantabria. Acompañado por su familia, amigos y numerosos torrelaveguenses disfrutó de una jornada inolvidable, de un auténtico baño de afecto. Antes de comenzar el acto, tras fundirnos en un abrazo nada más vernos, recordamos los años compartidos en Madrid, que ambos guardamos con tanto cariño en nuestros respectivos corazones. “Poty” estaba encantado con el artículo que le había dedicado en “El Diario Montañés”, y yo feliz porque así fuera. Después, cuando se situó delante del micrófono para agradecer la concesión del premio tuvo la gentileza de citar el artículo y de citarme como su amigo ante todos los presentes. Ya quedan pocas personas como “Poty”. Pocas que cuando partiendo de la nada alcanzan el éxito no olviden sus orígenes. Seguir siendo el de siempre agiganta a este artista internacional del baile y la coreografía. Disfruté mucho viéndole ser profeta en su tierra. Felicidades, querido y admirado amigo. Gracias por ser permanente luz en la oscuridad. La imagen que ilustra estas palabras es una fotografía que le hice en pleno “discurso”. El alcalde de Santander, Íñigo de la Serna; el presidente del gobierno de Cantabria, Ignacio Diego, y el presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria, Emérito Astuy, escuchan las amenas y entrañables palabras de nuestro paisanuco. Inolvidable acto, inolvidable “Poty”.