Atardecer en El Sardinero…

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Pocos lugares habrá más hermosos para contemplar un amanecer y un atardecer que El Sardinero santanderino, como demuestra esta foto que hice en la segunda playa. No estar allí en ninguno de ambos momentos de un día de clima agradable -hoy, sin ir más lejos- significa no estar a las horas adecuadas en el lugar oportuno. Es decir, desperdiciar la doble posibilidad que ofrece la Madre Naturaleza para entender, en toda su dimensión, el significado de la palabra belleza aplicada al paisaje. Como escribió Becquer, “el espectáculo de lo que es bello, en cualquier forma que sea presentado, eleva la mente a nobles aspiraciones”. Sin duda. La mediocridad general que nos rodea hunde profundas sus raíces en la numerosa cantidad de personas que no saben apreciar lo verdaderamente sustancial por estar perdiendo el tiempo en lo insustancial. La sensibilidad es un músculo que o se entrena a diario o se atrofia.