En julio de 1916 esperaba el público santanderino con gran expectación el debut en el “Salón Pradera” de una de las artistas de moda en España: “La Estrella de Andalucía” (foto), anunciada como “eminente bailarina”, “reina del zapateado clásico flamenco” y protagonista de un espectáculo de “sorprendente belleza”, “distinción suma” y “lujo fastuoso”. Refrendó en la capital cántabra el mismo éxito forjado en otras ciudades de nuestro país y de América (triunfaría incluso en el popular Hammerstein´s, Teatro Victoria, de Nueva York, referente del vodevil), que conquistó también con su arte. La prensa cayó rendida ante el talento que desprendía, dedicándole elogios como “magistral en su arte” y subrayando que fue “ovacionada ruidosamente”. Se publicó que era una “bailarina elegante” que matizaba “con exquisitez” su repertorio y que manejaba los palillos “con sin igual maestría”. “La Estrella de Andalucía” era Luz Garay, nacida en Bilbao. Vestía siempre de manera muy atractiva, manifestándose ante el público desde el escenario como lo que fue: una auténtica estrella de su especialidad profesional.
