Mi artículo en “El Diario Montañés”

P1190376 (Copiar)

Ha publicado “El Diario Montañés” el artículo que he escrito (foto) sobre “Tonetti” y su profunda admiración hacia Nelson Mandela, de la que pude levantar acta escuchando cierta noche sus emotivas palabras. Espero que os guste, amigos. He aquí el texto:

Pocas personas saben en Cantabria, pues muy pocos cántabros fuimos testigos, que la noche del 30 de Enero de 1996, que ya ha llovido, se entregaron por primera vez en el “Hotel Ercilla” de Bilbao los “Premios Tonetti a la Labor Humanitaria”, lúcida idea del inolvidable sacerdote vasco Miguel María Mendizábal. Ese día el genial augusto santanderino Pepe “Tonetti” cumplía 75 años. El acto estuvo presidido por el alcalde de Bilbao, Josu Ortuondo, y en el apartado “Internacional” el premio fue para Nelson Mandela, que no pudo acudir a recogerlo. Lo recogió en su nombre el cónsul de Sudáfrica, Carlos Lertxundi, quien indicó en aquel evento que utilizaría la valija diplomática y se lo daría personalmente en Sudáfrica el 20 de Febrero. Pepe “Tonetti” pronunció unas palabras bellísimas sobre todos los galardonados, y especialmente sobre el considerado “Gandhi de finales del siglo XX”. Un payaso, un humilde y entrañable payaso, se acordaba de Mandela para tributarle su homenaje. Entonces no eran tantos –se puede comprobar consultando las hemerotecas de los periódicos- quienes hablaban de Mandela. Por supuesto, no tantos como ahora, tras fallecer, han elevado desentonados trinos para loar al personaje y su admirable obra. Obra que era igual de admirable antaño, pero no encontraba eco-apología en tal cantidad de voceros oportunistas. Tuvo que ser un artista, y nacido en Santander, el que colocara los puntos sobre las íes, valorara a Mandela y argumentara por qué le premiaba: “Tonetti”. Quién, si no, iba a hacerlo… Debido a razones distintas, ambos seres fueron gladiadores en el combate contra el destino, despiadado con ellos en múltiples aspectos. Por eso “Tonetti” se emocionó hasta el borde de las lágrimas al citar a Mandela y recorrer con el verbo y el alma la ejemplar trayectoria del hombre que ahora nos ha dejado, huella indeleble. Al escuchar estos días los elogios en bucle que se le han dedicado regresé a la noche del 96. En aquella época la inmensa mayoría de los que ahora han abierto a coro la boca no decían de él ni pío. Ni pío. La vida.