Manuel y Nanín: boleros con alma


Presencié anoche en el Bar Bolero, de Santander, una de las actuaciones que protagonizan en él cada lunes Manuel Encabo y Nanín Rodríguez. Escuchar en vivo a estos dos artistas significa disfrutar con la música de verdad; es decir, la que tiene alma. La música que deja huella indeleble en la memoria. Todo cabe en su recital, abierto a la participación e improvisación, factores que le dotan de frescura, algo que tanto se echa en falta hoy día en muchos espectáculos, sometidos al imperio de la tecnología y las pautas inamovibles. Con Manuel y Nanín, el bolero adquiere una dimensión especial, pues lo interpretan mediante voces y guitarras como si fuera la última vez que pudieran hacerlo: mediante una profundidad estremecedora. No me extraña que, en feliz consecuencia, hayan logrado fidelizar a una audiencia numerosa y devota de su arte, que acude puntal a la cita para demostrar que el lunes puede ser el mejor día de la semana. Tal prodigio acontece en el Bar Bolero y es mérito exclusivo de Manuel y Nanín. Quienes no lo hayan comprobado todavía, que lo hagan cuanto antes. Como dije en un momento de su exitosa función, este tipo de actuaciones deberían recetarse a través de la Seguridad Social, pues activan el músculo invisible más importante del ser humano: la sensibilidad. Son, sí, curativas para el ánimo. Enhorabuena, admirados amigos Manuel y Nanín. Hice la foto adjunta minutos antes de que comenzara el espectáculo.