El circo y el Paraíso


Afirmaba el siempre lúcido Ramón Gómez de la Serna que “en el circo se regresa al Paraíso primitivo”. Cierto. Mayores y pequeños retornamos en el circo al misterio seductor, la carcajada espontánea, la respiración contenida ante el riesgo, etc. En definitiva al Paraíso de la inocencia, estado de ánimo en positivo que lejos de una carpa resulta imposible mantener muchas horas. He disfrutado hoy en el Circo Quimera, que dirige mi amigo Raúl Alegría, de una función del espectáculo “Tropical” y estoy deseando asistir a otra. ¿Motivo? Hay cosas de las que nadie se puede cansar. Por ejemplo, de contemplar magníficos números agrupados bajo una dirección artística magistral – la suya- y una puesta en escena luminotécnica de primer nivel, inspiradísima obra de Carlos Rodríguez. Si a ello se añade un óptimo sonido y, por encima de cualquier factor, la presencia de una gran orquesta en directo, poco más se puede pedir. De hecho, el ritmo que le imprimen los músicos a “Tropical” contagia a un público entregado que despide a la compañía como se merece: puesto en pie. Enhorabuena por el show a Raúl y sus compañeros de arte. Ya está grabado en mi selectiva memoria farandulera. En la foto adjunta, que hice en el transcurso de la función, vemos al mago santanderino en su excelente número de magia con grandes ilusiones. “Tropical” y el Circo Quimera permanecerán hasta el 11 de agosto en el Parque de Mesones, en Santander. La cita es tan ineludible como inolvidable.