Raphael: la voz con alma

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Del mismo modo que “artista” es la palabra que mejor define a Raphael como profesional del espectáculo, “éxito” es la que mejor define qué logró en el Palacio de Festivales de Cantabria, cuya Sala Argenta le recibió con un impresionante lleno. Raphael nunca defrauda. No se puede pedir más generosidad que la suya hacia el público desde el primer segundo del concierto. Es sinónimo de honestidad laboral: jamás defrauda quien canta durante ¡3 horas! consecutivas. Sí, tres horas (desde las ocho y media de la tarde, hasta las once y media de la noche) fueron las que dedicó en Santander a sus fans, tiempo integrado por un florilegio de canciones extraordinarias y una lección de interpretación actoral arropada por un quinteto musical magnífico que dirigió al piano el maestro Juan Pietranera. ¿Cómo cantó Raphael? Como siempre: hasta el límite de sus fuerzas. Hasta que, tras ponerlo boca abajo, no quedó ni una gota en el vaso de su Arte. Se recreó en la expresión de temas como “La noche”, “Se fue”, “Se me va” (canción que, por cierto, calificó como “maravillosa”), “Yo sigo siendo aquel”, “Eso que llaman amor”, “Gracias a la vida”, “Amor mío”, “Escándalo” o “El tamborilero”, ejemplos de los muchos que cupieron en 180 intensos minutos de pasión escénica adornada por un elegantísimo diseño de iluminación. De Manuel Alejandro a José Luis Perales y Willy Chirino, entre otros autores de referencia, las canciones sonaron espléndidas en la voz con alma de Raphael. Y todas: las más melódicas y las más rítmicas. Sin excepciones. El cantor llevó la fiesta al Palacio y su público la gozó a tope: cantó, le aplaudió en pie, le piropeó, le gritó “¡Bravo!”. Tarde-noche, por tanto, para el eterno recuerdo. De huella indeleble. “De amor & desamor” alcanzó en la capital de Cantabria el resultado previsto. Raphael fue, de nuevo, aquel. Como proclamó desde el escenario, “el Raphael de siempre”. He ahí, sin duda, la clave del asunto. Su apoteósis cántabra confirmó que el único pasaporte para alcanzar el verdadero triunfo es la entrega sin reservas. Admirable lección de la que tantos aspirantes a estrellas deberían tomar nota si quieren pasar algún día de la popularidad al prestigio. Enhorabuena, Raphael.  

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Hice la foto adjunta. En ella vemos un momento de la actuación de Raphael en el Palacio de Festivales de Cantabria.