Éxito de la representación en La Salle del musical “La llamada”


Me cambiaría por los chicos y chicas más jóvenes del grupo de Teatro La Salle, que han bailado y secundado de manera alegre y eficaz. Ellos han aprendido el valor sustancial de lo humilde y lo pequeño; la importancia de hacerlo de manera entregada, resaltando el valor del cuidado de los detalles, esos que hacen creíble lo que se está representando, dándolo vida.

Me cambiaría por los chicos y chicas mayores que han sido protagonistas porque saben lo que es la mesura y dejar de ser uno para interpretar durante los ensayos y funciones a su personaje. Conocen el valor del esfuerzo y trabajo de cada uno de sus compañeros para que ellos hayan podido poner la guinda a la obra.

Me cambiaría por los mayores de la compañía que conocen la dificultad y responsabilidad de llevar las riendas de un equipo de personas con ilusiones y un enorme potencial al que dar cauce para que se exprese y pueda crecer.

Formo parte del público que cada año espera y desea disfrutar de unas horas de ilusión ante algo hecho con arte y mimo. Y es que el arte es fruto del esfuerzo y la generosidad de cultivar un don o una oportunidad. Quienes lo contemplamos nos sentimos felices, en definitiva, recibimos una invitación a la bondad, a sacar lo mejor de nuestro interior. ¡Qué suerte estar entre este público, qué bien lo pasamos!


TEXTO DEL ARTÍCULO Y FOTO: Francisco Martín Medrano.