Recuerdo artístico / Rigolina

En marzo de 1912 actuó en el “Salón Pradera” de Santander la “bella y elegante transformista” llamada artísticamente “Rigolina” (foto). Su éxito fue, tal y como reflejaba la prensa, “completo”, escuchando en cada función “continuas ovaciones”. La publicidad de “Rigolina” destacaba su “repertorio, extenso y variado, y magnífico decorado pintado por el reputado escenógrafo Sr. Muriel” junto a su “espléndida presentación” y “lujosísimo vestuario”. Pero, sin duda, lo que más llamaba la atención del público y supongo que también entre muchos colegas de profesión, era el siguiente matiz de su promoción en publicaciones especializadas del espectáculo: “Única artista en el mundo que garantiza su éxito, no admitiendo anticipos ni firma de contrato hasta después de debutar”. Y de complemento, este otro: “Trabajo culto y moral, propio para familias”. Por su parte, el periódico madrileño “La correspondencia de España” publicaba el 28 de septiembre de 1910: “Rigolina, transformísta lírica, es uno de los más extraordinarios éxitos de varietés. Su belleza, sus lujosas toilettes, su fino trabajo, traen el visto bueno de los principales teatros de España y del extranjero”.