Javier Sáinz Moreno en Piquío, el Centro Botín y el Circo Quimera


El escritor y editor Javier Sáinz Moreno ha pasado unos días en Santander junto a su esposa Silvia (ambos, en la foto). El motivo ha sido doble: conocer el Circo Quimera y reencontrarse con el Santander de su infancia. Disfrutó en la función del Circo Quimera y felicitó elogiosamente a su director por la calidad de su espectáculo. Además tuvo ocasión de departir con directores, artistas y otras personalidades que se acercan estos días a conocer el circo de la feria de Santander. Visitó el Centro Botín y se asombró en sus terrazas, desde las que evocó el Santander de su infancia, al que acudía para veranear con su familia a finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta. Uno de sus rincones favoritos son los jardines de Piquío, pues solía hospedarse en el cercano hotel Colina de la plaza de las Brisas. Con emoción reconoció el viejo mosaico de la frutería Mary, en la que su madre hacía las compras. En un día lluvioso visitó cabo Mayor, donde de niño presenció una galerna. En Piquío nos aconsejó cerrar los ojos y escuchar: “Aquí es raro no oír el ruido de las palas. Para mí son los jardines más bonitos, pues se une su belleza a mis recuerdos”. Y trajo a la memoria al poeta Pedro Salinas, para el que sugiere se dedique alguno de los bancos de la península de la Magdalena por ser el inspirador de la UIMP. Javier es un ferviente embajador de las excelencias de nuestra ciudad.


Texto y foto: FRANCISCO MARTÍN MEDRANO