“De actuar en la calle, al estrellato”, artículo de FRANCISCO MARTÍN

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Con motivo de la muerte del clown Luis Santos, de los “Hermanos Rampin”, el historiador de circo Francisco Martín me ha remitido el documentado e interesantísimo artículo que escribió en 2003 para la revista “La Ratonera” sobre la historia de tan popular y querida familia de grandes artistas de circo. En la foto adjunta estamos, de izquierda a derecha, Francisco Martín, Luis Santos y un servidor. He aquí el texto del citado artículo:

En 1966, desde un quinto piso contemplé la actuación al aire libre de los Santos, la familia de “Rampín”. Artistas que, en verano a cielo abierto y en invierno en salones de baile, aliviaron las penas de los españoles en la posguerra. Recorrían nuestra geografía ofreciendo habilidades de volatineros: payasos, alambre, trapecio, contorsión… o la rifa de una botella de champán. “Estábamos trabajando en la cuenca minera asturiana y la mula que teníamos se despeñó paciendo. Alguien nos dijo que en la mina había otra mula, de las que arrastraban las carretillas de carbón, ciega por el grisú. Compramos a la “Corza”, que así se llamaba, por cuatro mil pesetas. La gente comentaba que cómo los titiriteros teníamos un animal tan precioso. Gracias a ella pudimos criar nueve hijos, ya que tiró catorce años de nuestra caravana, un carro con ruedas macizas fabricado en Oviedo”. Nos relata Otilia, la mujer de Emilio Santos del Castillo, bautizado por el caricato “Ramper”, como “Rampín”. Y continúa: “Cuando regresaba tras el telón mi marido solía decir que ya tenía al público en el bote, pues tenía mucha gracia”.

Emilio nació el 15 de febrero en Cullaredo (La Coruña). Era hijo de Pedro Santos Sánchez y de Martina del Castillo Marugano, trapecista descendiente de los Jarque, que falleció al dar a luz a su hija África. En realidad le crió el gran alambrista vallisoletano Emilio González. Por entonces solían desplazarse andando de un pueblo a otro; incluso, en una ocasión, tocando los instrumentos para ahuyentar a las alimañas. La Guerra Civil le cogió actuando en un barrio santanderino y allí permaneció durante la contienda. Tras la cual, tuvo que estar tres años realizando el servicio militar, mientras que Otilia, con 19 años y un hijo, hacía sillas y flores de papel para poder sobrevivir. A su regreso, con el carro y la mula recorrieron muchos de los caminos de España. Emilio era payaso y saltaba en la cama elástica, Otilia realizaba la contorsión y juntos interpretaban duetos cómicos. Nacieron sus hijos: Martina (1943), Emilio (1945), Luis (El Remedio, junto a Nava, 1946), Marta (Pola de Lena, 1948), Pedro(1950), “Manolo” (1952), “Oti” (Santander, 1955), Nuria (1962) y “Chuchi” (Bareyo, 1964).

“Rampín” era un hombre generoso. Hace cuatro años, el ayuntamiento de Muskiz descubrió una placa en su honor porque, en 1950, donó la recaudación de su estancia en esta localidad vizcaína a una familia que acababa de perder a un hijo. Acciones como ésta, en tiempos que todo escaseaba, las repetiría en aquellos lugares en los que a su paso ocurría alguna desgracia. Uno de sus nietos le dijo una vez: “Vámonos de aquí, abuelo, que aquí se mueren todos”. En los años cincuenta y sesenta otros familiares completaban el programa del “Circo Hermanos Santos”, como es el caso de “Fery” (1937, 1974), hermano de “Rampín”, gran alambrista y carablanca; e incluso artistas contratados, como el ilusionista y clown “Renato” y su mujer Maruja. En 1966, su cartel anunciaba: “Miss Maurini” con sus palomas amaestradas (Marta); los “Cuatro Joe”, contorsionistas acrobáticos (Pedro, “Oti”, “Manolo” y Marta); el “Gran Yodoy”, el mago del alambre fijo (“Fery”); “4 Anthonys” (Emilio, Luis, Pedro y Marta), anillas romanas volantes; “Gran Fernando” (“Fery”), trapecio de equilibrios; y los payasos “Hermanos Rampín” (“Fery” y Emilio). Un año más tarde, Emilio hijo ya destacaba como trapecista, y los alambristas “Dos Castillo”, Pedro y “Manolo”, en el alambre. En el cartel de 1968 leemos el lema: “arte, lujo y moralidad”, sin duda pensado para aquella época, en la que tenían que contar con el visto bueno de las autoridades civiles y religiosas para poder trabajar. En 1969 son contratados por el Circo Azul (de Blas Torres).

Sus ilusiones de tener carpa propia se hicieron realidad en 1971 con el “Circo Santos”: “Era un lienzo blanco. Cuando llovía la gente tenía que abrir los paraguas”. Las siguientes serían: “Circo Venus” (1972), “Circo Escocia” (1973), “Circo Royal” (1976) y “Circo Monumental” (1982). En esta última vivieron escenas de pánico cuando, estando instalados frente al cuartel de la guardia civil de Éibar, fueron testigos directos de un atentado terrorrista. En aquellos materiales presentaron atracciones de calidad, bastantes de ellas realizados por miembros de la propia familia, como muestra: los trapecistas volantes “Santos”, los acróbatas en la cama elástica “Silvers” y los payasos “Cinco Hermanos Rampín”. El primero lo dirigió Alfredo Silver para el “Circo Royal”: “Manolo” fue primero portor, luego su primo Antonio Botín; y como ágiles Pedro, “Manolo” (cómico), Emilio y “Oti”. El número de cama elástica lo integraban: Pedro (cómico), “Manolo”, “Chuchi”, “Montse” y Dolores. Los aficionados al circo no olvidaremos nunca la gracia y el talento musical de los “Cinco Hermanos Rampín”. En el “Circo Escocia”, Pedro se había incorporado sin maquillaje y con esmoquin al número de los “Hermanos Rampín” (el carablanca Luis, el primer augusto Emilio hijo y de segundo, “Manolo”).

En 1978 el número de los payasos parodistas musicales se completa al caracterizarse Pedro de augusto y “Chuchi” ocupar su lugar. Esta formación ha sido una de las más importantes que han trabajado en España en el último cuarto del siglo XX (“Circo Mundial”, 1978 y 1979; “Circo d’Hiver” de París; “Circo Atlas”, 1980 y 1981; “Circo Monumental”, 1982). A partir de entonces van saliendo miembros del grupo hasta disolverse en 1987. En octubre de 1983, Pedro y su primo José Luis comenzaron a hacer de augustos junto al carablanca “Michel”, natural de Gijón; son los “Michel’s”, que llegarían a trabajar en importantes empresas europeas, incluso en el “Festival Internacional de Circo de Montecarlo”. Al carablanca “Michel” le sustituyeron las mujeres de Pedro y José Luis, con las que continuaron los éxitos: “Circo Busch-Berlín” y “Circo Mundial” (1993)… En 1994, Pedro (“Michel’s”) se separa artísticamente de su primo (“José Michel’s Trío”) y, junto a su mujer e hijos, continúa el número de payasos. Por su parte “Manolo” creó con su mujer e hijos el “Festival de la Risa”, espectáculo de animación y escuela de circo. Emilio hijo trabajó en distintos circos y falleció en Altea (1985), unas semanas antes que le ocurriese a su padre en Gijón. Luis se retiró del circo. “Chuchi” fue director del “Circo Tívoli” (1990); y, como ya se había pintado la cara en 1984, con su mujer “Billy” y el carablanca Kratsy trabajaron como los payasos “Trío Rampín” por Irlanda y Escocia (1993), Francia (del 1993 al 1995), países escandinavos (del 1996 al 1998); y en 1999 crearon “Payasolandia”, un cuidado espectáculo que trabaja en teatros y pabellones deportivos con el que han trabajado artistas de reconocido prestigio: los rulistas Enrique Romero y Víctor Seitz, el icarios “Trío Rampín”, los payasos “Mitchel’s” y “Popey”, el ventrílocuo Juan Carlos Palacios…

Por otro lado, Nuria se especializó en el número de cuerda bamba. Marta y su marido Fernando continuaron trabajando en circos en funciones fuera de la pista, e incluso ella participó también en el rodaje de “Tiempos de azúcar” del cineasta Iborra. Los hijos de “Fery” continúan con el muy aplaudido número de payasos “Los Rivelinos”. Los icarios “Trío Rampín” lo forman: Javier, como portor, y los mellizos, Ramón y Pedro, ágiles. Son hijos de Carmen Leal y Pedro, quien dirige el número. Estrenaron el dos de junio de 1993 en el “Circo Busch-Berlín” de Alemania. En diez años han recorrido circos y salas de espectáculos de gran prestigio en Europa y América. También han sido premiados en distintos festivales: Lieja: París, Gante, Budapest y Dax. Desde el 2002 tienen contrato con el “Circo del Sol”; con el espectáculo “Varekai” están en gira por los Estados Unidos. Sin embargo Otilia, la abuela, se lamenta: “Llevábamos una vida más tranquila y menos atareada cuando trabajábamos en las plazas y la gente acudía con su silla y su manta. Después mis hijos fueron atrapados por el veneno de la carpa y han tenido que trabajar muchísimo”.